Días cada vez más cortos, temperaturas que invitan a sacar la chaqueta a primera o última hora de la tarde, el cambio de color del campo… No hay duda, el otoño ya está aquí. Lejos de despertar la melancolía, es una época con una magia especial, un momento perfecto para disfrutar de pequeños placeres como el maridaje de queso y vino. Protagonizada por los sabores terrosos y especiados, la estación que despide el año es ideal para explorar combinaciones que resaltan los matices de vinos y quesos, un tándem al que cuesta resistirse.
Los vinos de otoño suelen caracterizarse por su cuerpo y complejidad, dos señas de identidad que los convierten en el acompañamiento perfecto para quesos que han madurado y desarrollado sabores más profundos. ¿Estás buscando combinaciones de maridaje con queso para esta temporada? ¡Sigue leyendo!
Vinos y quesos curados: la intensidad del otoño
Si hay una época ideal para deleitar al paladar con la potencia de los quesos curados y los vinos tintos con cuerpo, esa es el otoño. Un Queso Manchego curado o un Queso Parmesano maridan a la perfección con un Tempranillo. ¿Por qué? Sencillo. El carácter frutal y especiado de estos vinos de otoño resalta las notas lácteas y saladas del queso, creando una combinación armónica que se disfruta aún más cuando las temperaturas comienzan a bajar. El 200 Monges Reserva o Berceo Reserva, por ejemplo, son opciones interesantes.
Aunque si prefieres un vino más estructurado, el Cabernet Sauvignon es otra excelente opción de maridaje entre vinos y quesos que, dado su sabor profundo y ligeramente salado, necesitan un contrapunto que equilibre su intensidad. Este vino -con opciones tan interesantes como el Abadía Retuerta Rivola o el Abadal 3.9- ofrece taninos robustos y notas de frutas negras que complementan el sabor añejo del queso curado.
Vino blanco con queso: equilibrio otoñal
El vino tinto con queso es uno de los maridajes más populares de esta época del año. Pero el capítulo de vinos otoñales, también deja espacio al maridaje de queso y vino blanco. Esta alternativa resulta especialmente interesante cuando se trata de quesos más suaves. Un buen ejemplo es el maridaje de un Chardonnay con un queso de cabra. El carácter afrutado y ligeramente cremoso de este tipo de vinos, equilibra la acidez y el sabor terroso del queso de cabra, ofreciendo una experiencia fresca y envolvente.
No obstante, otro ejemplo de maridaje de vino blanco con queso es el Sauvignon Blanc -con propuestas como el Clot de les Soleres Chardonnay o el Arzare chardonnay- combinado con un queso azul suave, como el Gorgonzola. Las notas cítricas y herbáceas de este vino encajan a la perfección con la cremosidad y el ligero dulzor del queso azul, creando un contraste equilibrado que refresca el paladar.
Como ves, el otoño es una estación de lo más interesante para disfrutar de los vinos y quesos en su máxima expresión. Ya sea apostando por un vino tinto con queso curado o por un vino blanco con queso suave, el secreto del maridaje de queso y vino está en equilibrar los sabores y texturas de ambos productos. ¡Atrévete a experimentar con estas combinaciones y deja que cada sorbo y cada bocado te transporten al corazón de esta maravillosa estación!